6 efectos negativos a largo plazo de la falta de actividad física 1 - Locarisa

6 efectos negativos a largo plazo de la falta de actividad física

Como complemento de una nutrición saludable y una mentalidad positiva, el ejercicio físico es una parte inseparable de la santísima trinidad de la salud.

Los efectos negativos de la inactividad física son un problema a escala mundial y algunos informes impactantes han descubierto que 2 millones de personas en todo el mundo pierden la vida ante esta epidemia de inactividad potencialmente mortal.

1. Mayor probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, cada año, casi 800.000 adultos en los Estados Unidos sufren un accidente cerebrovascular. Aunque el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol siguen siendo los principales factores de riesgo, estudios recientes muestran que la inactividad física puede ser igualmente riesgosa.

El ejercicio físico estimula el metabolismo y reduce la presión arterial, lo que reduce las posibilidades de desarrollar hipertensión y enfermedades cardíacas, dos de los factores de riesgo más comunes que inducen un accidente cerebrovascular.

Entre otras cosas, «la actividad física puede desempeñar un papel antitrombótico reduciendo la viscosidad de la sangre, los niveles de fibrinógeno y la agregación plaquetaria, y mejorando la fibrinólisis, todo lo cual podría reducir los eventos cardíacos y cerebrales». (Lee et al, 2003).

Para decirlo sin rodeos, el ejercicio mantiene tu sistema cardiovascular y nervioso en buena forma, minimizando las posibilidades de accidente cerebrovascular en al menos un 50 por ciento.

2. Envejecimiento acelerado

La ciencia hizo un descubrimiento increíble al demostrar el hecho de que la actividad física moderada previene el envejecimiento de las células. Sin embargo, no es cualquier actividad física la que puede hacer este tipo de magia. Se dice que el entrenamiento de resistencia es el que tiene mayor potencial.

Este tipo de entrenamiento fortalece el corazón, estimula el sistema inmunológico y acelera el flujo sanguíneo, evitando que las células se desaceleren al suministrarles constantemente energía y nutrientes.

Lo más increíble es que la actividad física moderada (correr, nadar y andar en bicicleta, en particular) realmente protege el material genético del ADN en nuestro cuerpo, lo que ayuda a las células a replicarse y mantenerse saludables.

3. El riesgo de sufrir osteoporosis

Generalmente definida como la pérdida de calcio en nuestros huesos, la osteoporosis es una de las dolencias más comunes de nuestro sistema esquelético. Según la Fundación Internacional de Osteoporosis, «Una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres de 50 años o más corren el riesgo de sufrir una fractura osteoporótica». (¿Qué es la Osteoporosis?)

A medida que ejercemos presión sobre nuestros huesos mientras hacemos ejercicio, los osteoblastos (células óseas) se ajustan en consecuencia para soportar el peso. A menos que se los presiones y estimules constantemente, los huesos hibernan y, en consecuencia, se deterioran.

La densidad mineral de los huesos (DMO) se promueve adecuadamente con entrenamiento de resistencia y ejercicios de peso corporal (bodyweight). Por otro lado, es posible que actividades como caminar, correr o nadar no aumenten la densidad ósea, pero inhibirán o ralentizarán la pérdida ósea y reducirán la probabilidad de fracturas.

Después de realizar una extensa investigación sobre la densidad ósea en pacientes osteoporóticos, los científicos concluyeron que los ejercicios de resistencia y los que incluyen actividades cíclicas (como el ciclismo o la natación) parecían tener efectos altamente específicos y eran capaces de aumentar la masa muscular y/o la DMO solo en las regiones del cuerpo estimuladas. (Benedetti et al. 2018)

4. El desarrollo del síndrome de fatiga crónica (SFC)

El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad sigilosa y engañosa. Los afectados rara vez son conscientes de la afección, por lo que rara vez llega a ser tratada. Se caracteriza por un gran cansancio e incluso una fuerte sensación de pereza, a tal punto que el paciente puede parecer desmotivado y apático ante todo.

Se sabe poco sobre las causas específicas del SFC, pero los estudios demuestran que «un estilo de vida sedentario es predominante en las personas con SFC». (Newton et al. 2011) Cuando a una persona se le diagnostica SFC, los médicos generalmente recomiendan la introducción gradual pero constante de la actividad física, algo que hasta ahora ha demostrado tener resultados tremendamente positivos.

5. Propensión al estrés y la ansiedad

Se sabe que la actividad física es una de las mejores curas para el estrés y la ansiedad excesivos. Las personas que no realizan ejercicio físico a menudo reportan niveles más altos de ansiedad, lo que les impide desempeñarse mejor en el trabajo y comprometerse con familiares y amigos.

El estilo de vida sedentario se está convirtiendo en un problema cada vez más grave en la era moderna, con miles de millones de personas pegadas a sus pantallas y trabajando en un escritorio todo el día.

Como se recomienda en publicaciones de Harvard Health, el ejercicio regular (de tres a cinco veces a la semana durante al menos 30 minutos) disminuye drásticamente los niveles de cortisol (hormona del estrés), lo que induce una sensación de tranquilidad y, lo que es más importante, conduce a una buena noche de sueño, vital para salud física y mental.

6. El riesgo de cáncer de intestino

El cáncer de intestino, también llamado cáncer de colon o colorrectal, puede afectar a personas de todas las edades. Los grupos de alto riesgo incluyen a las personas mayores de 50 años, especialmente las que no realizan actividad física.

Diversos estudios han confirmado que la actividad física reduce significativamente el «tiempo de tránsito gastrointestinal», lo que significa que el alimento ingerido pasa menos tiempo transitando por el colon, reduciendo así la exposición del tejido a sustancias potencialmente cancerígenas. (Friedenreich, Neilson y Lynch, 2010)

Además de esto, también se dice que el ejercicio reduce los niveles de insulina, que a veces juega un papel en el desarrollo del cáncer.

Conclusión

Podemos decir libremente que la actividad física es el mayor remedio o, al menos, el mayor medio de prevención para innumerables condiciones de salud. Por esta razón, es extremadamente importante comenzar a cultivar hábitos saludables lo antes posible, aunque nunca es demasiado tarde para mejorar tu vida.