Carta a mis hijas sobre «50 Sombras de Grey»

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Mis preciosos hijos,

Esta noche, sucumbí a la presión grupal (sí, eso que siempre les pido que NUNCA hagan) y fui con mis amigas a ver «50 Sombras de Grey». Ignoré la pequeña voz en mi cabeza que decía «¡No lo hagas!» porque, después de todo, es solo una película. ¿No es así? La verdad es que desearía haber hecho lo que siempre les pido a ustedes: hacerle caso a mi intuición, pues tenía razón. Sin embargo, una parte de mí agradece haberlo hecho, porque ahora puedo escribir esto para ustedes.

Un día, en un futuro no muy lejano, me sorprenderé y horrorizaré al darme cuenta de que ya tienen la edad para ver ese tipo de películas. Aunque, claro, tal vez ustedes y sus amigos decidan que vale la pena arriesgarse a ver un poco antes de esa edad. De cualquier manera, tengo que aceptar el hecho de que sus inocentes ojos y sus pulcras mentes van a ver ese tipo de cosas tarde o temprano.

Les escribo esto para que cuando ese día llegue, reconozcan «50 Sombras de Grey» por lo que es y no por lo que pretende ser.

Déjenme decirles lo que «50 Sombras de Grey» no es.

Una historia de amor.

Casi se sale con la suya al pretender que lo es, pero créanme: el amor ni siquiera tiene un papel secundario en esa película.

Tampoco es un romántico cuento de hadas con un poco de travesura inofensiva.

El romance está completamente ausente. De hecho, en cuanto al sadomasoquismo inofensivo, el mensaje de este filme es completamente opuesto a inofensivo. En esta ‘inofensiva’ trivialidad de película, un hombre rico y apuesto usa todo su poder y su experiencia para manipular a una joven inocente para que haga cosas que la incomodan hasta el extremo de lo tolerable.

No son iguales. No son pareja. De hecho, ‘ellos’ como concepto, no existen.

Más bien es una película sobre los violentos deseos sexuales de un narcicista, y su deseo de abusar del cuerpo y la mente de una joven vulnerable como herramientas para su propia gratificación. Todo se basa en lo que él necesita, además de esperar arrogantemente que ella cumpla con todo lo que él le pide para complacerlo, a pesar de su incomodidad.

Estaba sentada en esa sala de cine mirando a mi alrededor y había cientos de mujeres que creían en esta ‘sexy historia de amor’ y me sentí horrorizada. Si una sala llena de mujeres que tienen 3 veces su edad no pueden ver lo dañino de esta historia, ¿Cómo se supone que los niños y niñas lo vean?

Por favor, hijas mías, no permitan que esta romantización del abuso sexual les haga creer que deben dejar que alguien las trate como a Anastasia Steele. Por favor, hijo mío, no veas esto y pienses que está bien manipular, intimidar o faltar el respeto a una mujer como el ‘héroe’, Christian Grey, lo hace. Ningún hombre o mujer querría ser irrespetado, manipulado o violado contra su voluntad.

Espero que cuando tengan edad de estar en una relación, entiendan que lo que pasa tras puertas cerradas debe ser placentero para ambos, sin importar sus gustos. Espero que entiendan que el consentimiento dado por coacción no es consentimiento en lo absoluto. Espero que exigan ser respetados y respeten a su pareja.

Esta noche, salí de la sala de cine horrorizada y un poco triste por su generación. Si este tipo de películas es de donde sacan sus ideales de amor y romance, tengo que aclarar muchas cosas. Espero que me presten atención.

Si alguien quiere estar con ustedes, aparecer por sorpresa en tu trabajo cuando ni siquiera han discutido que tienes ese trabajo y actuar de manera posesivo con tus compañeros no es romántico. Es enfermizo.

Si dices que eres virgen y él responde tomando tu flor violentamente, eso no es amor. Es agresión.

Si te vigila mientras estás de fiesta y te lleva a su hotel cuando estás muy borracha para tomar una decisión racional, te desviste y te acuesta en su cama esa noche, eso no es protección. Es acoso. De hecho, llamarlo acoso es ser generoso.

Si aparece en tu apartamento sin ser invitado, no es romántico. Es allanamiento.

Si le dices que no estás interesada, le pides que se vaya y él responde atándote a tu cama y teniendo sexo violento contigo después de repetidas negativas, mientras te amenaza con hacerlo peor si haces ruido, no es pasión. Es violación.

Si vende tu auto y compra otro sin tu permiso para «sorprenderte», no es romántico. Es robo y manipulación.

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Si vigila tus llamadas telefónicas y te amenaza físicamente porque otro hombre te llama, no está enamorado de ti. Es un abusador que está controlándote.

Si golpearte con una correa de cuero hasta que llores le da placer y te pide que tú lo hagas, a pesar de tu incomodidad, solo porque lo excita para luego jugar a ser víctima, no hay banda sonora en el mundo que pueda acallar la voz en tu cabeza que te recuerda que esa película no se trata ni de amor ni de romance.

Hijos míos, esta película fue profundamente perturbadora para mí, y tengo mucha experiencia de mi lado. Me da miedo pensar que este tipo de relaciones sean tomadas como modelo por ustedes o la persona con la que estén, y les parecerá ‘normal.’

Por favor, preciosos, sepan lo siguiente: El amor es gentil. El amor nunca les arrebata nada. El amor no exige. El amor espera por consentimiento y no necesita viajes en helicóptero ni regalos costosos. Solo basta el amor.

Cuando existe amor, la voz en tu cabeza no grita. No necesita hacerlo.

Hijos míos, háganme caso en esto, aunque sea en esto.

Y si eligen no hacerme caso a mí, hagan caso a la voz dentro de su cabeza.

Con abundante amor,

Mamá