11 cosas que nunca le agradeciste a tu mejor amiga 1 - Locarisa

11 cosas que nunca le agradeciste a tu mejor amiga

Seguro que tu mejor amiga es una de las personas más importantes de tu vida, sin embargo muchas veces se te olvida agradecerle ciertas cosas.

En buenos y malos momentos, ella siempre te entiende. E inexplicablemente tu gratitud con ella se pierde entre momentos de risa y llanto que comparten juntas.

Dices «gracias» por las pequeñas cosas, como la comida que te preparó, o la película que te prestó. Pero lo realmente importante casi nunca lo agradeces.

Aquí hay 11 cosas que olvidaste agradecerle, aunque siempre lo sentiste en tu corazón. (via: upsocl.com)

Las veces que te dejó regresar cuando te perdiste muy, muy lejos.

Ya sea por una relación, un tiempo para ti, o cualquier otra cosa, tu mejor amiga siempre te deja hacer lo que vayas a hacer un tiempo porque sabe que vas a regresar después de un tiempo.

Se supone que hagas cosas nuevas y metas la pata un par de veces. Es tu viaje, puedes llevarlo como quieras.

Pero al final, te darás cuenta de qué y quién es importante en tu vida. Y, sin importar cuántas veces te pierdas, siempre puedes encontrar el camino de vuelta y sabrás que tu mejor amiga siempre está ahí para darte la bienvenida.

La vez que saliste con alguien que no valía la pena, pero ella no te detuvo.

¿Recuerdas al tipo que te decía aquellas cosas que sonaban como una sinfonía de dulzura todos los días? Pues pensándolo bien, sonaba como que su inspiración eran las tarjetas de amor de Hallmark.

Aunque tal vez necesitabas reaccionar, ya fuera a través de un megáfono o de un balde de agua helada, tu mejor amiga te dejó flotar sin rumbo en la novena nube por un tiempo..

La mejor manera de aprender es la experiencia, por eso te dejó enamorarte hasta que la sinfonía empezó a sonar como un camión lleno de cochinos hambrientos.

Gracias a ella, ahora sabes qué tipo de gente evitar, y tienes miles de bromas e historias ridículas de «como se llame.»

Por ser tan paciente cuando no paras de hablar sobre ti y tus problemas y no preguntas cómo está ella.

A veces te metes tanto en una historia o en un tema, que olvidas tomar un descanso o dejarla hablar aunque sea por 30 segundos. Y, cuando finalmente puede decir algo, la interrumpes y vuelves a hablar sobre ti.

No es a propósito, y sabes que ella es igual de importante, pero muchas veces olvidas que la vida no se trata de ti.

La vez que la obligaste a salir en una cita doble con el amigo del chico que te gustaba.

¿Recuerdas cuando te gustaba aquel chico lindo? ¿Y como no lo conocías bien, le pediste a tu amiga que te acompañara junto a él y a su amigo?

Te dijo que no, porque sabía que iba a ser una cita doble. Pero le rogaste, y le prometiste quedarte con ella todo ese tiempo, pero aún así dijo que no.

Pero luego, solo por amistad, accedió, y al final, la noche fue súper incómoda para ella. Sin mencionar que no te quedaste con ella todo el tiempo como le prometiste. Oops.

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Por prestarte su blusa/falda/vestido/película favorita, y devolvérselo después de años.

No importa si se te perdió, o si te gustaba tanto que «olvidaste» devolverlo muchas veces, sabías que lo quería de vuelta e igual te lo quedaste.

Meses, o años después, lo «encontraste» (o cuando lo reemplazaste si en verdad se te perdió), o «recurdaste» llevarlo en tu cartera. Por lo menos lo devolviste, ¿no?

Para todas ustedes, las que puedan estar guardando algo que le pertenece a su mejor amiga, puede que sea hora de devolverlo.

Por quedarse contigo en todas tus etapas incómodas.

Cuando miras fotos viejas, de las que tomabas con cámaras desechables o tu BlackBerry, es difícil saber por qué la gente seguía siendo tu amiga en ese entonces.

¿Los frenillos? ¿El flequillo mal hecho? ¿El acné que te atormentó durante tu adolescencia? Ella estuvo ahí sin importar esas cosas.

En vez de juzgarte por comer carbohidratos todo el tiempo, lo hace contigo.

Tu mejor amiga no es tu mejor amiga de verdad si no disfruta este importante pasatiempo contigo: COMER. Si hay algo que saben hacer juntas, es comer.

Cada vez que se ven, siempre es con una golosina o una bebida.

Hablan, y comen. Miran TV, y comen. Van de compras, y comen. Viajan, y comen. Ella nunca te juzga por las dos rebanadas de pizza, yogurt congelado y/o galletas que comiste en la cena. Lo que sí hace es comer una porción igual a la tuya.

A eso es lo que llamo amistad.

Todas las veces que la usaste de excusa cuando tus padres preguntaban por la «fiesta de su familia» de ayer.

Obviamente no hubo ninguna fiesta. Y no estabas con ella. A veces se te olvidaba decirle que inventaste una fiesta en su familia para poder salir. Por suerte, ustedes hablan un idioma propio, y con solo mirarla entendió que debía calmarse y seguirte la corriente.

Por dejarla tratar su casa como tu casa.

A veces te apropias de su cama cuando vas a dormir. Otras, olvidas desconectar el secador de cabello y ponerlo donde va, y arrojas todo lo que sacas de su clóset para probarte en una pila gigante en su cama.

Esta categoría también incluye derechos de invadir su nevera y acostarte en el sofá de su casa mientras esperas que ella llegue, porque a veces vas así ella no esté ahí.

Por nunca decir «te lo dije» en voz alta.

Te ha mirado feo, y nunca te reclama cuando le dices que tenía razón, pero esas tres palabras nunca salen de su boca. Las mejroes amigas no necesitan hacer alharaca cuando una se equivoca.

Ustedes dos tienen un vínculo especial y una manera de comunicarse sin palabras. No hace falta alardear que tenía la razón. Todo dúo dinámico tiene su conjunto de frases, pero «te lo dije» no está en esa lista.

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Por siempre decirte las cosas como son.

Tu mejor amiga es la única persona que siempre será brutalmente honesta contigo. En todo momento.

Se ríe de cada atuendo horrible que te prueba, rueda los ojos cada vez que mencionas a «como se llame» y te reclama las malas decisiones antes de que las tomes — porque ambas saben que te vas a arrepentir en el futuro.

Te deja llorar, patalear y reclamar cuando lo necesitas, pero cuando es hora de levantarse y seguir, no te ofrece tu hombro sino tu mano para ayudarte a levantarte.

Sin sus consejos, su amistad, o su número memorizado en tu cabeza, estarías perdida en este mundo loco.