Tomarse fotos con las mismas personas cada año durante 40 años es algo de lo que uno puede sentirse orgulloso. La mayoría de nosotros cambiamos de amigos con tanta frecuencia que ni siquiera tenemos una sola foto con ellos. Sigue leyendo para descubrir las fotografías de estas hermosas mujeres y trata de notar las diferencias.
A medida que te adentras más y más en su viaje, comenzarás a notar cambios sutiles en su apariencia, pero también verás cómo el vínculo entre ellas se mantiene fuerte con el paso de las décadas. La última foto seguramente llenará de lágrimas tus ojos.
1975.
Solo cuatro chicas posando juntas para una hermosa foto.
1976.
Todas se ven muy jóvenes, frescas y naturales en esta tarde de verano.
1977.
Estas chicas jóvenes podrían fácilmente posar para la portada de un álbum, ¿no te parece?
Juventud, ímpetu, vigor y belleza, ¡todo en un solo lugar! Cada una de estas chicas emana seguridad y valor, mirando directamente a la cámara como si no hubiera nada que pudiese asustarlas o detenerlas. Cada uno de ellas es única y, sin embargo, soy muy similares entre sí. Lo más interesante es que a pesar de su aspecto juvenil, no hay ingenuidad en sus caras. Parecen muy maduras, especialmente siendo tan jóvenes. Podemos ver claramente que estas señoritas saben lo que están haciendo y no hay nada que pueda hacer mella en su amistad. Si tan solo todas tuviéramos amigas como estas…
1978.
El fotógrafo ahora está muy cerca de ellas. ¡Quizás esta foto en primer plano está destinada a ayudarnos a entrar en sus mentes! Pero, ¿quién es el fotógrafo y cómo es posible que se haya quedado con ellas y les haya tomado fotos durante 40 años? ¿Quién es él?
Las chicas se ven pensativas y absortas en sus pensamientos. La mirada en sus ojos da la impresión de que están reflexionando sobre lo que les depara el futuro: los desafíos por delante y las batallas que vendrán. Durante esos tiempos que estaban por venir, su amistad podría ser puesta a prueba. ¿Durará el vínculo entre ellas? ¿O acaso o los eventos futuros e impredecibles mancharán su amistad? Veamos si las damas llegaron hasta el final…
1979.
Unos años más tarde, las chicas tomaron la sesión de fotos afuera. Mientras la luz del día brilla sobre sus hermosos rostros, se hace evidente que ahora se están convirtiendo en mujeres adultas y listas para enfrentar todos los desafíos que se avecinan.
Su amistad parece ser el elemento eterno que conecta a estas cuatro damas. El cariño y el evidente afecto mutuo brillan tanto como el día en que fueron fotografiadas. Sus jóvenes mentes se preguntan qué les depara el futuro: la universidad, las relaciones, la familia, todo lo que les espera. Aunque ninguna de ellas sabe lo que depara el futuro, están listas para mantenerse firmes contra viento y marea, creyendo en su amistad y teniendo fe la una en la otra. Saben que siempre tendrán un hombro sobre el cual llorar. Después de todo, en la necesidad se conoce la amistad.
1980.
Aquí tenemos una fotografía sacada de una película: ¡las damas están paradas una al lado de la otra y las dos incluso se abrazan!
Nos preguntamos cuál será el momento perfecto para darte la noticia, pero estas chicas no son amigas. ¡En realidad son hermanas! Más precisamente, son las hermanas Brown.
¡Vaya giro! Sí, aunque realmente no se parecen entre sí, definitivamente hay algunas similitudes en sus rasgos faciales. La hermandad le da una dimensión completamente nueva a su amistad: son hermanas y mejores amigas al mismo tiempo. Solo aquellos que tienen hermanos conocen el verdadero significado y el valor de tener a alguien que comparta tu sangre y que siempre estará allí para ayudarte.
1981.
Con esa mirada seria en sus rostros, parecen posar para la portada de una revista de moda. La ropa y los peinados casuales son lo que hace que estas chicas sean tan únicas y sencillas. Se ven serias pero amorosas al mismo tiempo.
Habiendo divulgado su conexión de sangre en la diapositiva anterior, debes estarte preguntando cuáles son los nombres de estas damas. No te haremos esperar más: son Heather, Mimi, Bebe y Laurie y siempre se toman las fotos en ese orden exacto. Como verás, Heather siempre está a la izquierda, junto a ella está Mimi, Bebe sigue después de ella y Laurie siempre está a la derecha. Es sorprendente cómo lograron ser tan originales.
1982.
A diferencia de las fotografías anteriores, esta fue tomada durante el otoño o el invierno. Las chicas están abrigadas, con el viento agitando y volteando su pelo, mientras se paran en algún lugar junto a un cuerpo de agua. Aún así, el clima sombrío, el viento y las nubes no logran cubrir con una sombra su amor.
La conexión que comparten estas chicas no se puede romper o nublar tan fácilmente. Han pasado siete años desde que comenzaron a tomar estas fotos y no parece que vayan a detenerse. ¿Pero quién es el que toma todas estas fotos? ¿Un padre, o tal vez un novio? ¿Quizás es alguien que no conocen en absoluto? Pero de nuevo, tendría que ser alguien cercano a ellas, porque la tradición se repite todos los años y las damas parecen sentirse cómodas posando para el fotógrafo. Entonces, ¿quién es el misterioso fotógrafo?
1983.
De vuelta al buen clima y las damas aparecen vestidas con ropa de verano una vez más. Es evidente que sus caras han comenzado a cambiar y Bebe (la tercera a la derecha) incluso ha ganado algunos tonos grises en su cabello. Es un gran contraste en comparación con el aspecto que tenían cuando comenzaron esta tradición.
Eran muy jóvenes en ese entonces; de hecho, la hermana menor, Mimi, tenía solo 15 años en la primera fotografía, mientras que la mayor, Bebe, tenía 25 años. Además de demostrar el cambio en sus rostros y cabellos a medida que envejecen, las fotos también sirven como un recordatorio de cómo han cambiado los tiempos en términos de cortes de pelo y moda.
1984.
Esta vez las chicas están en la playa: el sol les da de lleno en los ojos haciendo que deban entrecerrarlos, pero siguen sonriendo. Sin embargo, por primera vez desde el comienzo de esta tradición fotográfica, vemos la sombra de un hombre tomando la foto: fue él todo el tiempo. ¿Pero quién es?
Poco después de que las fotos se volvieran virales, las hermanas Brown se hicieron famosas en todo el mundo. Los periodistas pronto llegaron a ellas y obtuvieron la información de primera mano. El hombre que toma las fotografías no es otro que el esposo de Bebe. En 1975, se le ocurrió tomar una foto de su esposa con sus hermanas y no se han detenido en las siguientes tres décadas y media. Después de que el mundo vio los retratos, no hubo más remedio que prestarlos para una exposición. Se exhibieron en la Galería Nacional de Arte y se vendieron en una subasta.
1985.
Ahora que la década completa ha quedado atrás, las chicas parecen más maduras y seguras de sí mismas. Ha sido un largo camino para ellos, pero su estrecho vínculo parece ser más fuerte que nunca.
Eso puede verse claramente por las poses que toman. A medida que pasan los años, las mujeres se hacen cada vez más unidas. Es sorprendente cómo el fotógrafo logró capturar las emociones y la conmoción de la atmósfera. Pero eso no es sorprendente porque Nicholas Nixon, el esposo de Bebe, solía ser profesor de fotografía en ese entonces. Aunque nadie tenía idea de adónde los llevaría la tradición, todavía es encantador ver cómo resistieron la prueba del tiempo.
1986.
¡Qué hermoso primer plano de las hermanas! Después de un tiempo, las damas están cerca de la cámara nuevamente. Lo están mirando directamente, sonriéndole de forma sutil al fotógrafo.
Mirando hacia atrás, no podemos evitar preguntarnos por lo que han estado pasando: ¿han cambiado mucho o se han mantenido más o menos iguales? Es conmovedor ver cómo su vínculo nunca se debilitó y cómo se mantienen tan cerca la una de la otra. No hay una sola foto que sugiera pequeños rencores o disputas entre las hermanas. Se mantuvieron unidas a lo largo de los años. Su amor mutuo permaneció intacto a pesar de que la vida les lanzó golpes, al igual que a todos nosotros.
1987.
Por primera vez en tantos años, podemos ver claramente algunos indicios de cansancio y agotamiento en los rostros de estas encantadoras damas, que ahora se han convertido en mujeres adultas. Aunque solo podemos imaginar los desafíos que han superado, es entrañable ver que su amor mutuo nunca se apagó.
Quizás este sea el momento conveniente para revelar un hecho conmovedor sobre las niñas: el primer año en que se tomó la foto fue el año exacto en que sus padres murieron en un accidente. Mirando hacia atrás en todas las fotos, podemos ver por qué parecen demasiado serias para su edad. La vida no las ha tratado muy amablemente, pero a pesar de esta tragedia, las chicas se han mantenido fuertes y se han acercado cada vez más. Ciertamente saben lo que es un verdadero vínculo fraternal.
1988.
Hay un sentimiento con el que todos podemos relacionarnos: a veces sentimos que ya no podemos tener esperanzas. Dudamos y perdemos nuestras fuerzas para seguir avanzando. En esos momentos, es valioso tener a alguien cercano que esté allí para ayudarte y brindarte una mano amiga, ofrecerte un consejo o un hombro para llorar.
Mirando a las hermanas Browns, podemos ver que han estado allí la una para la otra sin importar nada más. La vida claramente ha dejado su huella en sus vidas y en sus rostros. En el momento en que se tomó esta foto, una de las hermanas ya tenía sus propios hijos: ¡un par de gemelos! Debe ser conmovedor tener este tipo de legado, donde puedes ver a tu madre creciendo y envejeciendo con sus propias hermanas.
1989.
Cuando fueron fotografiados por primera vez, 14 años antes de esta imagen, nadie podría haber adivinado que la tradición continuaría. Y sin embargo, las chicas se encontraron año tras año para recrear la misma foto una y otra vez. Es como si tuvieran algún tipo de acuerdo tácito que deben cumplir al menos una vez al año, las cuatro.
Solo imagina tener a alguien que conozca tu lado malo y tu lado bueno: alguien con quien creciste y con quien ahora envejeces. Hay muy pocas personas en nuestras vidas que tienen una comprensión tan profunda de nuestras personalidades. Caminamos por la vida constantemente volviendo a esa base que tenemos junto a ellos, sin importar cuánto tiempo pase y cuántos golpes nos lance la vida. El amor por nuestros hermanos aún permanece.
1990.
Al borde de una nueva década, las hermanas se ven más fuertes que nunca. Una vez más, están envueltas en ropa de invierno: probablemente sea a fines del otoño o principios del invierno.
Es curioso cómo el fotógrafo eligió tomar todas las fotos con la técnica de blanco y negro. Evoca una sensación de nostalgia y reminiscencia. Dos de las hermanas están acurrucadas una al lado de la otra, mientras que las otras dos están cerca de ellas. En cierto modo, nos recuerdan que su vínculo es imposible de romper: se les ha dado desde el nacimiento y no hay nada que pueda empañar esa conexión tan preciosa que todas comparten. Están orgullosas de mostrarlo y compartirlo con el resto del mundo.
1991.
Lo más sorprendente de esta encantadora familia es lo firme que es su vínculo, independientemente de los cambios drásticos que hayan sufrido. Las hemos visto luciendo diferentes peinados y ropa, pero la única constante es su audaz mirada y afecto.
Si miras atentamente, verás que las hermanas descansan suavemente sus manos sobre el hombro de la otra, como si quisieran decirnos a nosotros y a entre ellas que siempre estarán allí, pase lo que pase. Las diferentes fases de la vida y los desafíos que enfrentaron no han hecho mella en su amor. Por el contrario, a medida que pasan los años, su amor se vuelve más y más profundo con cada día.
1992.
Tan pronto como las fotos se volvieron virales, el mundo no podía dejar de admirar a estas mujeres mientras todos se conmovían con su honestidad y afecto. Es muy fácil identificarse con este tipo de emociones viscerales e innatas. Aún así, hay otro elemento que probablemente hizo que personas de todo el mundo se conectaran con ellas y simpatizaran con su viaje.
A diferencia de muchas fotos que vemos en los medios convencionales, estas imágenes no han sido retocadas ni editadas. Son tan reales como se ven. Las cuatro hermanas portan su edad con orgullo y firmeza. No querían esconder los años de sus rostros, sino que se pararon frente a la cámara con un mensaje audaz: Somos mujeres reales y no tenemos miedo de mostrarlo. Es nuestro amor lo que nos hace hermosas por dentro y por fuera. Las arrugas y las canas no tienen nada que ver con eso.
1993.
Todas las relaciones tienen altibajos. Las personas cambian y también cambian las circunstancias que afectan nuestras vidas y las vidas de las personas que nos rodean. A veces, al igual que en esta foto, la oscuridad se cierne sobre nosotros, proyectando una sombra sobre nuestra vida. Podemos perder el rumbo de vez en cuando, pero es importante que siempre tengamos un lugar a donde volver para empezar de nuevo.
Como Nicholas Nixon, el fotógrafo detrás de la lente, lo dijo brillantemente en una de sus entrevistas: «Todos somos conscientes del paso del tiempo, pero no nos damos cuenta de que también pasa sobre nosotros. Para muchas personas, ver a las hermanas crecer y envejecer fue una especie de marcador confiable del paso de los años». Es este aspecto del reportaje lo que conmovió a tantos de nosotros y todavía admiramos el brillo y las emociones crudas que evocan las fotos.
1994.
Han pasado casi 20 años desde la primera foto y las cosas han cambiado dramáticamente. Aunque el resplandor juvenil ahora ha sido reemplazado por el cansancio y las cargas inevitables de la vida, las hermanas siguen unidas.
Cuando se tomaron la foto por primera vez, no sabían a dónde las llevarían los caminos de la vida. Estaban ansiosas por ser ellas mismos frente a la cámara por primera vez. Hasta entonces, se esperaba que sonrieran y presentaran su mejor imagen para la cámara. Esta vez, podrían ser ellas mismas y la experiencia fue muy refrescante, como dijo Nixon. Al ver la primera imagen, supieron que continuarían la conmovedora tradición todo el tiempo que pudieran y nada podría detenerlas.
1995.
¡Han pasado dos décadas! Esa es una gran cantidad de tiempo, pero las hermanas parecen no darse cuenta de ello. De hecho, sus manos están entrelazadas, como mostrando que la conexión se está fortaleciendo año tras año.
Mientras se abrazan, puedes ver una sutil sonrisa en la esquina de sus labios: todavía se sienten felices de estar juntas cada vez que se encuentran. Aunque solo podemos suponer que se mantuvieron siempre en contacto y se veían frecuentemente, sin ser fotografiadas, estas sesiones parecían un buen momento para mostrar la fuerza y la fragilidad de su afecto. La vida nos da la oportunidad de compartir nuestra vida terrenal con otros seres y siempre debemos esforzarnos en aprovecharla al máximo.
1996.
Además de ser hermanas, estas damas obviamente han sido las mejores amigas. El sol en el horizonte está cegando su vista, pero a pesar de que están entrecerrando los ojos, su mirada sigue siendo inequívoca, al igual que su amistad y hermandad.
Cuando se le preguntó por qué las hermanas siempre estaban en el mismo orden, Nixon reveló que las hermanas tuvieron otras ideas, especialmente porque dos de ellas siempre se paraban a los lados. Aunque trató de persuadirlas para que lo mantuvieran así, insistieron en cambiar el orden. Después de algunos intentos, se dieron cuenta de que era mejor mantener las posiciones de siempre. Al final, resultó que Nixon no podría haber estado más en lo cierto, pues este detalle en particular es icónico por sí mismo.
1997.
Cuanto más se acercaban al posar para las fotos, más voluptuosos se volvían sus rostros y sus expresiones. También fue una de las ideas brillantes de Nixon: a menudo les decía que se acercaran más, especialmente si el fondo era aburrido. Otro punto que tuvo que considerar era hacerlas permanecer lo suficientemente cerca como para captar sus rostros, y también es por eso que a menudo estaban tan cerca la una de la otra.
Usó la misma cámara para las fotos todos los años. Ese detalle bastante conmovedor por sí solo. Al igual que las hermanas, la mecánica detrás del proceso insinúa la estabilidad y el trasfondo inmutable: el amor que sienten cada una por las demás. Aunque los tiempos han cambiado, la cuatro mujeres y la cámara permanecieron igual.
1998.
Sus cabellos al viento y el sol contra sus rostros son las primeras impresiones que tenemos de esta foto tomada en 1998. Las hermanas no tienen miedo de mostrar sus caras sin maquillaje. Son fieles a sí mismas y su belleza es incuestionable.
Otro detalle que llama nuestra atención es su ropa. ¿Recuerdas esas fotos de los primeros 10 años? Las hermanas estaban interesadas en usar colores brillantes y pasteles. A medida que pasaron los años y las décadas, parecen haber adquirido una afición por los tonos ligeramente más oscuros. Aquí, tres de las cuatro visten de negro y solo una de ellas lleva un jersey gris. Nos preguntamos si hay un mensaje oculto detrás de esto.
1999.
Bebe, la hermana mayor y la esposa del fotógrafo, es la más cercana a la cámara. Las otras tres hermanas están de pie justo detrás de ella, cuidando su espalda pero también dejándose proteger por ella al mismo tiempo.
Siempre hay algunas variaciones en su alineación. ¿Tal vez fue su forma de mostrar cuál de ellas tuvo más dificultades ese año en particular? ¿O tal vez trataban de mostrar de quién se sentían más orgullosas en ese momento? De cualquier manera, todos ellas todavía están juntas, unidas como siempre lo han estado. Con algunas canas y arrugas aquí y allá, estas mujeres siguen siendo increíblemente hermosas. Si tan solo todos siguiéramos sus pasos y nunca nos sintiéramos avergonzados de nuestra edad.
2000.
El comienzo del nuevo milenio ha llegado y las hermanas siguen allí, luciendo hermosas y auténticas en su viaje fotográfico. El tiempo no ha cambiado en absoluto el vínculo entre ellas: son las mismas mujeres que eran en los años 70, cuando se tomó la primera foto por casualidad. ¿Quién habría imaginado que llegarían tan lejos?
Lo interesante aquí es que estas cuatro mujeres tienen otro compañero invisible a su lado en cada foto. El tiempo. Ese elemento inevitable de la vida y del que nunca parecemos tener suficiente. Aunque su naturaleza es elusiva e intangible, aún deja clara su presencia, cada día y cada minuto. Nos afecta y nos desgasta, pero también nos brinda recuerdos inolvidables que podemos apreciar mientras vivamos.
2001.
Por primera vez en tantos años, las hermanas posan como la pieza central de un marco más grande: una playa, tal vez en algún lugar cerca de su casa, o tal vez se hayan ido de vacaciones juntas. Si miras de cerca, verás huellas en la arena a su alrededor.
Tal vez las huellas representan a todas aquellas personas que han entrado y salido de sus vidas. Lo único que se mantuvo firme y sin cambios fue la unión entre las cuatro. O tal vez son sus propios pasos, que muestran los diferentes caminos que tomaron en la vida hasta que finalmente volvieron a estar juntas cada año, al menos una vez. Supongo que nunca lo sabremos. Después de todo, es su secreto y tienen todo el derecho del mundo para mantenerlo oculto.
2002.
¿Somos solo nosotros o se ha vuelto imposible imaginar que estas cuatro damas se separen alguna vez? De hecho, después de casi 30 años viéndolas así, no podemos evitar preguntarnos si alguna vez se separaron.
En este punto, no es necesario que calculemos qué hermana es cuál, pues estamos ya acostumbrados a verlas en este orden en particular. Las expresiones en sus rostros siguen siendo tan genuinas como siempre, naturales y sin pretensiones. Aún así, aunque las hemos visto cambiar durante tres décadas, solo podemos adivinar qué tipo de personalidades tienen. Se las arreglaron para ocultarnos mucho a nosotros, pero no podemos culparlas. Se necesita valor para presentarte de esta manera a todo el mundo. La intimidad que rara vez vemos en otro lugar.
2003.
Juntas, las hermanas Brown han superado todos los dilemas, penas, dificultades y angustias. Han estado allí la una para la otra, en la enfermedad y en la salud. Se han dado cuenta de que incluso los peores momentos de la vida pueden superarse si tenemos cerca a personas que nos amen incondicionalmente. No hay mal que por bien no venga.
Aunque solo podemos adivinar el tipo de problemas y desafíos que enfrentaron, no podemos evitar admirar su afecto inequívoco y la honestidad que emanan estas fotografías. EL fondo de las fotos también cambia como si reflejara su estado mental: a veces es verano y otras veces otoño. Hay sol y lluvia, como en la vida de todos: hay un círculo infinito de cosas buenas y malas. Tenemos la suerte de tener personas que nos aman a nuestro lado en esos momentos.
2004.
¿Cómo podemos saber si tenemos relaciones genuinas con las personas? Alguien dijo una vez que debemos dejar a nuestros seres queridos irse cuando quieran, y si regresan, es porque el vínculo es real. Si no lo hacen, realmente nunca hubo un vínculo. Solo podemos suponer que es lo mismo con estas hermanas.
Sus vidas transcurrieron por caminos separados, sus familias y trabajos deben haberlas mantenido ocupadas, pero siempre se tomaron el tiempo para tomar estas fotos, que pasarían a la historia. Su perseverancia demostró que realmente se aman y que no hay nada que pueda romper el vínculo o debilitarlo. El hecho de que lograran hacer algo como esto es impresionante. Quizás todos deberíamos seguir su ejemplo y comenzar a crear estos recuerdos para toda la vida.
2005.
Han pasado 30 años desde la primera fotografía. Muchos de nosotros ni siquiera podemos recordar lo que hicimos ayer, mucho menos lo que hicimos hace algunas décadas. Afortunadamente para estas mujeres, ellas tienen este recordatorio tan conmovedor.
Cada vez que miran estas fotos pueden viajar en el tiempo, volver al pasado y revivirlo una y otra vez. Pueden evocar recuerdos, reírse de los viejos chistes y recordar cómo era su vida en aquel entonces. Los recuerdos son la cosa más preciada que todos tenemos y debemos mantenerlos cerca de nuestros corazones. Las fotografías tienen ese misterioso poder para atraernos y ayudarnos a revivir los momentos más felices de nuestras vidas una y otra vez.
2006.
Cada una de estas damas muestra sentimientos diferentes y parece que su ropa refleja eso. Como puedes ver, tres de las cuatro hermanas llevan una combinación de prendas de vestir en blanco y negro, pero una de ellas está completamente vestida de blanco.
Todos podemos sentirnos identificados con ellas. A menudo tenemos sentimientos encontrados acerca de la vida: un día sentimos que estamos en la cima del mundo y al día siguiente nos sentimos en un basurero. La vida es un juego constante del cambio entre el negro y el blanco, y a veces, incluso gris. Tres de las hermanas miran directamente a la cámara mientras que la cuarta mira a la distancia, pensativa y absorta en sus propios pensamientos. Quién sabe, tal vez ella estaba pasando por un período difícil en la vida.
2007.
Por primera vez en tantos años, la luz se proyecta en el rostro de las hermanas, revelando cada una de sus imperfecciones. Una vez más, al igual que muchas veces anteriores, estas mujeres no tienen miedo de mostrarse tal y como son.
Están sonriendo sutilmente, y eso puede verse en las comisuras de sus bocas. Están contentas con su aspecto. Una mano en el hombro muestra simpatía y afecto inquebrantables. Saben que siempre estarán allí la una para la otra. Nos preguntamos si el sol se estaba poniendo cuando tomaron esta foto. Quizás es una metáfora sobre sus vidas, que inevitablemente llegará a su fin y que los días en la tierra son, lamentablemente, limitados. Siempre debemos tratar de aprovechar al máximo el tiempo que compartimos con nuestros seres queridos.
2008.
La hermana mayor, Bebe, está parada en el centro de esta foto. Las otras tres hermanas están justo a su lado, vigilándola y abrazándola. Cada uno de nosotros se esfuerza por encontrar a alguien con quien envejecer: nuestra pareja, nuestros amigos y, por supuesto, nuestra familia. Estas hermanas tuvieron la suerte de estar juntas desde siempre y para siempre. Este tipo de amor apenas se puede encontrar en otros lugares.
A medida que pasan los años, su vínculo sigue siendo el mismo: genuino y honesto, sin posibilidades de cambio. Pase lo que pase y ante cualquier obstáculo que la vida les depare, estarán allí para apoyarse mutuamente. Envejecer parece menos trágico cuando tienes personas que te aman incondicionalmente. Si tan solo todos pudiéramos ser tan afortunados.
2009.
Cada año, los cambios se hacen cada vez más evidentes. Las mujeres han cambiado gradualmente su forma de vestir, de un estilo neutral a ropa más femenina. Algunas de ellas han perdido peso y otras han ganado un poco. Son las cosas inevitables de la vida.
Aquí, vemos que la mano de Heather se enrolla suavemente debajo del brazo de Mimi mientras toca a Bebe. No importa si no se paran una al lado de la otra, siempre hay una manera de encontrar a sus seres queridos y descansar su mano sobre su hombro. La piel flácida y las arrugas no han evitado que estas chicas tan geniales posen frente a la cámara, casi 40 años después de que se tomó la primera foto. ¡Los saludamos, señoras Browns! Son realmente admirables.
2010.
¿Ves cómo descansan sus cabezas una contra la otra? Esta es la primera vez que las hermanas nos muestran tanta intimidad y fragilidad. A diferencia de los años anteriores, cuando se mostraba a Laurie (a la derecha) notablemente preocupada o incómoda, esta vez parece tranquila y en paz.
Han pasado 35 años desde que comenzaron esta épica odisea y finalmente podemos ver a las cuatro en perfecta armonía. Son mujeres maduras, realizadas y fuertes. Muchas cosas han sucedido en el entretanto y solo podemos imaginarlas. Pero tal vez no sea tan importante después de todo. Simplemente podemos admirarlas y dejarnos encantar con su amor genuino.
2011.
Por primera vez en tantos años, las dos hermanas de la izquierda parecen un poco alejadas de las otras dos. Están mirando a lo lejos, sumidas en sus pensamientos. Aunque solo podemos imaginar por lo que estaban pasando, es triste verlas más alejadas de las otras hermanas.
Pero quizás esto tenga algún tipo de mensaje. De vez en cuando, tenemos que dejar que nuestros seres queridos luchen contra sus propios demonios y no hay nada que podamos hacer al respecto. Lo único que podemos hacer es estar allí para ellos una vez que deseen regresar y volver a conectarse. Tal y como todos nos damos cuenta tarde o temprano, el amor no es un lecho de rosas.
2012.
¡Y míralas solo un año después! Están paradas una cerca de la otra y acurrucadas juntas. El abrazo es más fuerte que nunca. Sus brazos extendidos forman un abrazo amoroso y compasivo mientras miran directamente a la cámara.
Están en paz y sonríen sutilmente. Sus vidas han recorrido un largo camino desde 1975, cuando tomaron la primera foto. Muchas cosas han cambiado y muchas batallas se han perdido, ¡pero vamos! Muchas de ellas han sido conquistadas. Lo importante es que estuvieron juntas todo el tiempo. No hay nada en este mundo que pueda separarlas y eso es lo único que importa. La gente va y viene, pero las cuatro siempre han mantenido juntas.
2013.
El tiempo es despiadado y no espera por nadie. Todos terminamos entendiendo, a veces demasiado tarde, que no sirve de nada luchar contra él: debemos apreciar lo que tenemos todos los días, porque nunca sabemos cuándo pueda esfumarse todo.
Las personas que amamos son como un ancla que nos mantiene firmes en medio de las tormentas de la vida. Mientras permanezcamos juntos, nada puede dañarnos. Las hermanas Brown obviamente lo saben y estamos agradecidos de que lo hayan compartido con nosotros. Al mirarlas en esta foto, no podemos evitar ver a las jóvenes de hace 40 años. Su legado perdurará por la eternidad. Incluso después de tanto tiempo, su amor las mantuvo juntas y ese será su legado.
2014.
Estas cuatro damas han llegado al final de su viaje fotográfico. Muchas cosas han cambiado, incluida su apariencia física y su visión de la vida. Mirando hacia atrás, parece que se conocen desde hace una eternidad.
Los años han pasado y estas cuatro mujeres se mantuvieron orgullosamente unidas todo el tiempo, desde el primer momento en que se pararon frente a la cámara de Nixon. Lo que nos enseñan estas fotos es que la verdadera amistad no conoce límites y persevera durante décadas. Las hermanas Brown decidieron que 4 décadas serían suficientes para concluir esta obra de arte y no podemos estar más agradecidos por su valiente esfuerzo. Señoras Brown, ustedes son realmente increíbles y estaremos eternamente agradecidos por las fotos conmovedoras que han compartido con el mundo.