Millones de personas en todo el mundo consumen diariamente alimentos nocivos sin saberlo. Y lo que es peor: muchos de nosotros incluimos alimentos potencialmente cancerígenos en nuestra dieta básica.
Todos sabemos que algunos alimentos son mejores que otros para nuestra salud pero, ¿alguno es lo suficientemente malo como para evitarlo por completo? Varias investigaciones y estudios a largo plazo concluidos recientemente han arrojado resultados alarmantes.
Además de causar un montón de problemas como la obesidad, enfermedades cardíacas y diabetes, hay alimentos que incluso han sido relacionados con el cáncer. Echemos un vistazo a algunos de nuestros «peores enemigos», y veamos lo que realmente deberíamos evitar poner en nuestros cuerpos.
1. Gaseosas
Las gaseosas o refrescos son una fuente de calorías «vacías» y cargadas de azúcar, que pueden ser muy perjudiciales para tu salud.
Además de estar relacionadas con la obesidad, la inflamación y la resistencia a la insulina, estas bebidas dulces y altas en cafeína pueden provocar el síndrome de reflujo gastroesofágico.
Esta condición hace que el ácido estomacal se cuele hacia el esófago, lo que produce mucho dolor y ardor (¡auch!).
La Revista Americana de Nutrición también concluyó en un estudio reciente que los bebedores de gaseosas en realidad tienen un mayor riesgo de accidente cerebrovascular.
Además de esto, las gaseosas contienen toda una serie de colorantes artificiales y productos químicos (demasiados para enumerarlos aquí). Por lo tanto, no sorprende que beber gaseosas pueda aumentar el riesgo de padecer algún tipo de cáncer.
2. Patatas chip
¿A quién no le encanta el delicioso sabor de unas crujientes y saladas patatas chip? Si bien son deliciosas, el efecto negativo que tienen en tu cuerpo puede ser difícil de digerir.
Las patatas chip son altas en calorías y en contenido graso, y ambas cosas contribuyen a un rápido aumento de peso. Sin mencionar que muchas de las marcas más populares son ricas en grasas trans y sodio, lo que puede provocar hipertensión arterial.
No olvides que la mayoría de las patatas chip que consigues en las tiendas de comestibles contienen conservantes artificiales y colorantes que se fríen a altas temperaturas. Este proceso crea una sustancia llamada acrilamida.
La acrilamida es un conocido carcinógeno que se encuentra presente en los cigarrillos.
Aunque son deliciosas, las patatas chip pueden causar efectos muy indeseables cuando forman parte de tu dieta diaria.
3. Carnes procesadas
Las carnes procesadas, incluidos los chorizos, las salchichas, el tocino y la mayoría de las carnes enlatadas, pueden ser muy dañinas para la salud.
Estas carnes contienen productos químicos y cantidades excesivas de sal, que se utilizan en el proceso de fabricación. Recientemente se publicó un estudio llevado a cabo por investigadores en la revista de BMC Medicine.
En este estudio, las personas que comieron más de 160 gramos de carne procesada aumentaron su riesgo de muerte en hasta un 44 por ciento en el transcurso de 12 años. El estudio en sí se llevó a cabo durante 13 años y en 10 países.
Los productos químicos y conservantes (incluidos los nitratos de sodio) presentes en las carnes procesadas se utilizan para mejorar su apariencia en los estantes de las tiendas. Sin embargo, estos mismos productos químicos son carcinógenos ampliamente conocidos.
4. Tomates enlatados
Los tomates, que suelen ser un alimento básico de muchas dietas saludables, pueden volverse peligrosos cuando son enlatados. El recubrimiento interno de las latas generalmente se hace con una sustancia química llamada bisfenol-a, más comúnmente conocida como BPA.
La FDA está extremadamente preocupada por el BPA, ya que se ha demostrado que altera la química del cerebro en investigaciones realizadas en ratas. Como resultado, la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos) ha realizado esfuerzos para reducir y finalmente eliminar el BPA de todos los productos alimenticios enlatados, y no solo de los tomates.
La razón por la que los tomates en conserva son tan peligrosos en particular es porque estos son muy ácidos. Los alimentos ácidos pueden causar una absorción más rápida del BPA en la comida.
El contenido de BPA en los tomates enlatados puede ser tan alto, que algunas marcas advierten a los padres que no se los den a sus hijos.
5. Palomitas de maíz de microondas
¿Qué sería una película sin palomitas de maíz? Este refrigerio práctico y relativamente saludable aparenta ser inofensivo. El culpable aquí no son las palomitas en sí, sino la bolsa en la que van metidas.
Por lo general, las bolsas de palomitas de maíz para microondas están revestidas con un producto químico denominado ácido perfluorooctanoico (o PFOA). Todo un trabalenguas, ¿verdad? Esta toxina es más conocida por estar presente en el teflón.
Un impactante estudio de la Universidad de California descubrió que esta toxina puede estar relacionada con la infertilidad en las mujeres.
Además, se ha descubierto que el PFOA aumenta significativamente el riesgo padecer de cáncer de hígado, vejiga, riñón y testículos en humanos, de acuerdo a muchos otros estudios.
En algunas bolsas de palomitas de maíz, incluso las propias palomitas se han contaminado con aceite de soja cargado de grasas y de un químico llamado diacetilo. Este químico es tan dañino que algunas compañías lo prohibieron en sus fábricas, debido a que los trabajadores desarrollaban enfermedades pulmonares luego de haber estado expuestos a la sustancia durante algún tiempo.
6. Aceites hidrogenados
Estos tipos de aceites están estrechamente relacionados con las enfermedades cardíacas, la deficiencia del sistema inmunitario y, por supuesto, con el cáncer.
El aceite vegetal, uno de los tipos más comunes de aceite hidrogenado, es así de peligroso porque muchas variedades tienen un alto y letal contenido de grasas trans. Las grasas trans no son precisamente un tipo de grasa saludable.
Incluso la FDA ha declarado que, en general, las grasas trans no deben considerarse seguras para el consumo, como anteriormente solían afirmarlo ellos mismos.
Una excelente manera de sustituir los aceites hidrogenados en tu dieta es utilizar aceite de oliva, de coco o de semilla de uva.
Para cocinar, el aceite de semilla de uva es una opción fantástica ya que tiene un «punto de humeo» más alto (temperatura en la que el aceite comienza a producir sustancias carcinógenas) en comparación con otros aceites.
7. Patatas fritas
Estos pequeños dedos fritos de patata son salados, deliciosos y hasta adictivos.
Sin embargo, en general, las patatas fritas más baratas se hacen con aceite vegetal hidrogenado, y están aderezadas con montañas de sodio.
Las grasas trans y la sal (como mencionamos anteriormente) pueden aumentar su riesgo de presión arterial alta, obesidad y muchas otras enfermedades.
Además de esto, las patatas fritas suelen contener una sustancia química conocida como acrilamida. Cualquier alimento frito a altas temperaturas tiene la posibilidad de contener esta sustancia.
La acrilamida también se encuentra en el humo del cigarrillo, e incluso en el aislamiento térmico de las casas y edificios.
Y se pone aún peor: este compuesto se ha relacionado con un mayor riesgo de sufrir algún tipo de cáncer.
8. Pescado de piscicultura
El pescado, que generalmente es una carne muy saludable y con un alto contenido de proteínas, grasas buenas y ácidos grasos, también puede tener un lado oscuro.
Se ha descubierto que los peces de piscicultura (salmón, bacalao, tilapia) están llenos de antibióticos, pesticidas, retardantes de llamas (¡una verdadera locura!), según un estudio reciente de la Universidad de Albany.
Si eso no es convincente, no sé qué lo será.
Cada uno de esos ingredientes individuales han sido relacionados con el cáncer, y combinados, forman un cóctel particularmente letal.
9. Alcohol
Durante 14 años, un estudio realizado con mujeres estadounidenses examinó sus hábitos alimenticios y estilo de vida.
De las 200.000 mujeres postmenopáusicas que participaron, aquellas que consumieron al menos una bebida alcohólica al día mostraron un aumento de casi un 30% en las tasas de cáncer de mama en comparación con las que no bebieron.
¿No te convence? Detrás del consumo de tabaco, el alcohol es la segunda causa de cáncer.
Además de esto, el consumo de alcohol puede asociarse con todo lo siguiente: insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular y muerte súbita.
Sin embargo, existe un pequeño lado positivo. El consumo moderado en realidad puede ser saludable y reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas.
10. Edulcorante artificial
Muchas personas han cometido el error al suponer que los reemplazos artificiales del azúcar son mejores para la salud que el azúcar real.
En realidad, están completamente equivocadas.
Además de causar un aumento de peso mayor que el azúcar común, los edulcorantes artificiales como el aspartame hacen que sea extremadamente difícil controlar los niveles de azúcar en la sangre.
Esto plantea un gran problema para los diabéticos que tratan de controlar sus niveles de insulina.
Aunque los estudios aún no se han completado, hay evidencia de que muchos edulcorantes artificiales terminan siendo transformados por el cuerpo en una sustancia llamada DKP.
El DKP es una toxina mortal, cuyo metabolismo puede producir sustancias químicas que han sido relacionadas con los tumores cerebrales.
11. Azúcares refinados
Si bien no es tan nociva como los edulcorantes artificiales, el azúcar refinada es algo que igual debe evitarse.
Además de aumentar tus niveles de insulina, proporcionan una excelente fuente de combustible para las células cancerosas.
En 1931, los investigadores descubrieron que las células cancerosas tienen una especie de gusto por los azúcares.
Descubrieron que los tumores dependen del azúcar para aumentar la producción y el tamaño de las células cancerígenas.
Los azúcares refinados como el jarabe de maíz, con un alto contenido de fructosa, estimulan aún más el crecimiento de las células cancerígenas que el azúcar común.
Lamentablemente, el jarabe de maíz alto en fructosa sigue estando presente en miles de productos disponibles en cualquier supermercado.
12. Carne ahumada
La carne ahumada de barbacoa, famosa por ser tierna y deliciosa, también está cargada de carcinógenos.
Durante el proceso de ahumado, la carne absorbe el alquitrán del humo, que a su vez es absorbido por el cuerpo cuando es ingerida.
El alquitrán también se encuentra presente en el tabaco, que es la causa número uno de cáncer en todo el mundo.
Por otra parte, las carnes cocinadas al grill (cuando se utiliza el aceite de cocina adecuado) puede reducir significativamente el contenido de carcinógenos.
Quizás ahora prefieras no ordenar una pechuga ahumada la próxima vez que salgas a cenar.
13. Alimentos encurtidos
Los encurtidos son un tipo de comida con la que no hay tonos grises: o los amas, o los odias. Pero ya sea que te gusten o no, lo cierto es que han sido relacionados con un mayor riesgo de sufrir cáncer de estómago, según un estudio reciente realizado por la Escuela de Medicina Mount Sinai en el año 2014.
Al observar a las personas que consumían productos encurtidos regularmente, los científicos concluyeron que tenían un riesgo 50% mayor de sufrir cáncer de estómago, en comparación con los sujetos que no consumían productos encurtidos con frecuencia.
Si bien parece increíble que un alimento tan común pueda generar un mayor riesgo de cáncer, el consumo infrecuente de encurtidos no parece tener ningún impacto negativo.
A largo plazo, esta investigación ha ayudado a identificar una posible razón por la cual las tasas de cáncer gástrico son tan altas en los países asiáticos densamente poblados, en donde los alimentos encurtidos son extremadamente populares.
14. Alimentos «dietéticos»
¡Bajo contenido de azúcar! ¡Sin azúcar! ¡Libre de grasa!
Suena familiar, ¿verdad?
Pero lo que los empaques de los productos «dietéticos» realmente deberían decir es:
¡Edulcorantes artificiales! ¡Colorante artificial! ¡Productos químicos a montón!
El colorante alimentario es particularmente nocivo, ya que los tipos más comunes (Rojo 40, Amarillo 6 y Amarillo 5) contienen carcinógenos que se sabe que están relacionados con el cáncer.
Uno de tantos colorantes, el Rojo 3, sigue siendo producido y consumido por miles (o quizás millones) de estadounidenses hoy en día, a pesar de que algunas investigaciones lo relacionan con varias enfermedades.
Evita los productos de «dieta» y elige los de verdad.
15. Harina blanca refinada
Es probable es que no hayas escuchado mucho sobre la harina blanca refinada, o que no sepas por qué es algo que debes evitar.
Esto se debe a que la industria alimenticia ha elegido el nombre de «harina blanca refinada» para describir lo que realmente debería llamarse «harina blanqueada».
Así es. Luego del proceso de blanqueado, los estudios han encontrado que aún quedan rastros en la harina de los químicos utilizados.
Además, mientras más procesada sea la harina, mayor será su contenido de carbohidratos.
Esto por sí solo no es tan terrible. Sin embargo, debemos considerar el hecho de que una dieta alta en carbohidratos aumenta la producción de insulina y altera los niveles de azúcar en la sangre, que es el alimento favorito de las células cancerosas.